La oportunidad de nuevos liderazgos.

Un sobreviviente

¿Qué pensarías si te dijera que las crisis pueden ser una oportunidad? Probablemente has escuchado esta idea numerosas veces, sin embargo puede resultarnos complicado encontrar la forma llevarlo a la realidad. Si además conducís un equipo de trabajo o lideras alguna organización el desafío se acentúa: tu oportunidad, puede ser su oportunidad. Por eso hoy te comparto algunas ideas para que repensemos nuestro estilo de liderazgo más alineado con nuestra esencia y la de las personas de nuestro equipo.

Fernando Parrado es uno de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes, el avión que cayó en la cordillera donde murieron 29 personas y 16 sobrevivieron. Cuando Parrado habla de su liderazgo, que llevó a que su equipo sobreviviera, destaca que antes del accidente no era un líder del equipo. Los líderes formales fallecieron, pero él sobrevivió y supo que debía pensar la situación  desde otro lugar. No solo como el accidente que mató a sus amigos, sino como la oportunidad de salvar a los amigos que seguían vivos. “Los líderes se hacen” dice Parrado en numerosas entrevistas. Y ese pensamiento lo guío a tomar decisiones para proteger a su equipo todos los días.

Esta historia nos muestra que las oportunidades no son más que situaciones de la vida diaria (ordinarias y extraordinarias), que nosotros elegimos transformar en la oportunidad de lograr algo, desarrollar una habilidad o modificar una situación. Las oportunidades no vienen con carteles indicando que están ahí, es nuestra decisión usar los momentos como trampolines hacia un objetivo. 

Es probable que muchos de nosotros no vivamos una situación como el accidente de los Andes, pero aun así, la vida diaria nos ofrece una enorme variedad de situaciones que podemos usar para repensar nuestros liderazgos y desarrollar esas habilidades que más nos sumen. La pandemia del COVID sin duda no ha hecho cuestionar muchas prácticas, espacios y relaciones de trabajo. Algunos puntos para que puedas aprovechar este escenario como una oportunidad:

  • No desestimes el valor de lo pequeño. Quizás no puedas hacer grandes actividades de equipo o capacitaciones, pero seguro puedes tener conversaciones 1-1, que aportan un enorme valor a las relaciones. La virtualidad no debe ser un obstáculo, aunque nos deje un sabor a que algo falta, al menos nos da la oportunidad de seguir conectados, disponibles para nuestras personas. Saludar todas las mañanas, preguntar cómo están las personas son simples gestos que enriquecen tu liderazgo y que ponen en el centro a las personas de tu equipo.
  • Enriquece la variable productividad. Las personas necesitamos desarrollarnos en los trabajos, sentir que aportamos y hacemos una diferencia con nuestros talentos. Los nuevos liderazgos tienen que tomar nota de esto y dar espacio para que esto ocurra, generar los escenarios que permitan que el negocio obtenga productividad, pero que las personas también.

Así el objetivo de producir se ensancha, se complejiza, para darle lugar a variables como creatividad, juegos, conversaciones, comprensión, compañerismo y una lista infinita de elementos que aportan son productividad intangible y valiosísima para una organización.

  • El/la Líder son parte del equipo, no están afuera, ni arriba, ni al costado… Más allá de los organigramas, las jerarquías y los títulos, en la vida diaria de una organización las personas que deben liderar equipos son parte de la rutina, decisiones y vida emocional de su equipo. Los contextos de crisis con magníficas oportunidades para vivir esto y nutrir las relaciones interpersonales en el espacio de trabajo, virtual o presencial, buscando estrategias que generen un espacio positivo. Esto se logra cuando el/la líder se sienten parte del equipo y no un elemento externo del mismo. Considerarse parte del equipo le da la posibilidad de conocer a su gente y pensar estrategias para sacar lo mejor de cada persona. Sin dejar de lado la mochila que lleva de poner objetivos, guiar y organizar.

Te propongo el siguiente ejercicio: mirate en un espejo e imaginate un día de trabajo donde vos sos la/el líder. Estas ahí, organizando, transmitiendo pautas de trabajo y lineamientos. Ahora ponete en los pies de alguien de tu equipo, escuchate, mira tu lenguaje corporal, tu rostro, tus manos. Ahora presta atención a tus tonos, las palabras que elegís. Este ejercicio intenta que nos pongamos en el lugar de otra persona e intentemos vernos y sentirnos como lo hacen los demás.

Todas las revoluciones comienzan con un primer paso y los espacios de trabajo son excelentes oportunidades de transformar vidas y desarrollar negocios. Los nuevos liderazgos tienen la oportunidad, en este contexto caótico que vivimos, de enfocarse en las personas y generar las relaciones que revolucionen la forma en que trabajamos.

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